En esta edición hablaremos de:
Los otros países no nos deben nada 💼
Un cafecito: el Capuccino ☕
Un momento: Un avión de papel que no te hará pasar pena ✈️
Un tip: Accesos rápidos en la barra de tareas de Windows 🖱️
📅 23 de Octubre de 2022
⏰ Tiempo estimado de lectura: 5 minutos, 57 segundos
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Es una opinión no muy popular de mi parte, que probablemente le erice los pelitos de la piel a más de uno cuando la lee y la escucha.
Lo cierto es que los venezolanos hemos estado mucho en las noticias en los últimos meses luego de que cientos de compatriotas, junto a gente de otros países latioamericanos, intentara llegar a los Estados Unidos caminando por una de las zonas más peligrosas y hostiles de nuestra querida Latinoamérica: La selva del Darién.
Después de que un primer grupo logró llegar, muchos se olvidaron de los peligros y de los traumas que enfrentaron quienes lo hicieron y se centraron en las fotos de éstas personas en las luminosas noches de las ciudades norteamericanas, y partieron.
Y los Estados Unidos empezó a hacer lo que pudo por recibirlos, y recibió de todo: gente trabajadora, gente tímida, gente polémica… Y trató de acomodarlos.
Y cada uno lanzó su discurso:
Colombia se quejó de que a sus migrantes no los trataban como a los venezolanos
Estados Unidos dijo que los venezolanos son víctimas, los colombianos no
Un grupo de políticos venezolanos tildó a sus compatriotas caminantes de apátridas y locos
Otro grupo de políticos venezolanos dijo que son víctimas de un régimen y de una “crisis humanitaria compleja”
Los medios empezaron a publicar todos los videos y fotos de los cruces y a documentar cada logro, cada fracaso, cada desaparecido y cada muerte.
Y de pronto Estados Unidos cambió de discurso y cerró sus puertas. “Ya. No más venezolanos aquí”.
Y los políticos empezaron a salir en los medios hablando de sus hermanos olvidados, y los caminantes empezaron a protestar y a amotinarse en los refugios, y los medios empezaron otra vez a cubrirlos a todos…
Pero algunos se dieron cuenta
Pero hubo un grupo de caminantes que se dio cuenta de lo que pasaba y decidió aceptar ayuda para regresar a sus casas. Algunos pidieron a Dios, otros a la vida, subieron a un vuelo “charter” y volvieron a casa.
Y luego otro grupo de venezolanos empezamos a pensar en la verdad definitiva que estos compatriotas vieron durante su regreso: “no tienen que dejarnos entrar… porque no nos deben nada”.
Tenemos una crisis real, por supuesto, y sufrimos mucho a diario. Servicios precarios, una economía maltrecha, con una juventud que no encuentra el norte porque cualquier proyecto es imposible de emprender, y con una tercera edad que vive el día a día sin saber qué va a hacer mañana si se enferma.
Pero es la misma crisis que viven muchos otros hermanos en latinoamérica y el mundo, y ni siquiera es una crisis tan terrible como la que enfrentan Haití, Siria, Yemen, o buena parte de los países africanos.
Es más, los mismos Estados Unidos atraviesan una crisis económica que hacía años no vivían y que ha hecho que, por primera vez en décadas, los millonarios caigan de sus prestigiosas listas.
Y no vemos a personalidades y medios pedir que los dejen entrar, no se ve en todos los noticieros cómo la gente intenta huir de Yemen, y hasta la ONU se calla cuando se trata de conflictos históricos.
¿Entonces por qué de pronto Venezuela sí es especial? Como bien preguntó el gobierno colombiano… Simple… Porque nos pueden sacar partido.
El discurso de la crisis humanitaria le sirvió a un líder político para ganarse el apoyo de un grupo de ciudadanos pudientes, dentro y fuera del país, y de gobiernos con sus propias agendas, y lanzarse por giras mundiales y de medios, predicando la “libertad” de los venezolanos. Libertad que aún esperan.
El discurso del migrante ilegal venezolano le sirvió a los Estados Unidos para darse una lavadita de cara con su cruel política migratoria, que dispara sin temor y que separa familias. Para ponerse maquillaje y decir “pobrecitos”, mientras su población migrante, agradecida, aplaudía y les subía la popularidad.
También sirvió el discurso para la guerra política contra un gobierno ciertamente incapaz e ineficiente, que ha dado libertad al corrupto y ha contaminado todos sus poderes de desdén e ineficacia y que ha abandonado su función de gestor y administrador.
Al final ha sido sólo eso: egoísmo, interés. No se preocupan por nuestros caminantes, no se preocupan por nuestros niños… Sólo siguen una agenda. Si funciona bien y si no, también… Pero no les importamos ni a gobiernos, ni a ONGs, ni a los medios, mucho menos a los Estados Unidos: porque tienen sus propios problemas… y porque no nos deben nada.
Y tu… ¿qué opinas?
☕Un cafecito: el Capuccino
Este es un clásico que encontramos en todos lados, pero que no podía faltar en una edición.
El nombre Capuccino viene de capucha, por el hábito que usaban los monjes capuchinos en Europa.
Y es que éste café se parece mucho a uno de esos hábitos, con su cuerpo marrón y su capucha de espuma de leche y polvo de cacao, excelentes para levantar el espíritu y darte un subidón de energía.
Lo gracioso es que, irónicamente, los primeros registros de este café italiano no vienen de Italia, sino de Alemania, donde se le conocía como kapuziner.
Así se prepara:
Prepárate una buena taza de café como mejor te guste, mezcla un poco de leche completa con un batidor o la licuadora para que salga mucha espuma. Sírvela poco a poco en el café, y espolvorea arriba un poco de cacao y de canela.
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✈️ Un momento: Un avión de papel que no te hará pasar pena
Desde Wired nos enseñan a armar un avión de papel que vuela sabroso. No como esos que yo solía hacer que ni siquiera se despegaban de mi mano 😅. El video está en inglés, pero puedes seguirlo sólo con mirar, pues cada paso está detallado perfectamente.
Pruébalo y pasa un momento genial con tu chamo, yo ya lo probé y va de maravilla.
Un tip: Accesos rápidos en la barra de tareas de Windows 🖱️
Una de las propiedades de la barra de tareas de Windows es que nos permite “anclar” a ella las aplicaciones que más usamos, para poderlas tener al alcance del ratón.
Pero, ¿Sabías que puedes acceder a esas apps desde el teclado? Sólo tienes que contar desde el primer ícono hasta el número 10 (no da para más) y oprimir la tecla Windows junto al número en que se encuentra tu app.
Si tu navegador está de tercero y quieres abrirlo más rápidamente, basta con oprimir Windows + 3 y tu navegador se abrirá de inmediato.
¿Y si ya está abierta? Pues saltarás a ella mucho más rápido que usando el ratón o el menú “alt+tab”. ¡Pruébala!
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